lunes, 6 de mayo de 2013

Un pequeño sí unido a Su Fiat

Saber que esperas por mí, desde la eternidad... me es imposible imaginar como se sentía tu Corazón; Tú esperabas, tan solo esperabas mi respuesta... Y entonces, cuando pusiste frente a mí la vocación que habías preparado con tanto Amor y cuidado desde la eternidad, esperabas mi sí, ese sí que sin saberlo cambiaría completamente mi vida, ese pequeño sí que fue el suspiro de un corazón que se había encontrado con su Amado.

Mi Madre Santísima estaba ahí, siempre estuvo ahí, susurrando no temas, abandonate en mi Hijo, confía en su Amor; está ahí, encendiendo la llama del corazón, tomando un sí pequeñito con su Fiat eterno y entregándoselo al Señor.

Cuantas veces dude, y cuantas veces más tu Amor me devoraba; cuantas veces quise cerrar mi corazón y Tú, Amante, Enamorado con tantos regalos conquistabas ese corazón de piedra, lo hacías tuyo, lo enamorabas.

Y me diste el regalo más hermoso, ser toda de María entonces, si dudaba nuevamente del Camino, mi Señora me recordaba mi primer Amor y volvía mi mirada a la medalla que llevo al cuello, para que así recuerde que no me pertenezco, que nunca me pertenecí, pues mi Amado compró mi vida con su Sangre, y al consagrarme cerraba un contrato de Amor, un Amor eterno, que me impulsa a seguir, que enciende esa llama en mi pecho que me consume el corazón en un dulce fuego de Amor. Con este contrato eterno me declaraba esclava de la Esclava del Señor, no una esclava forzada, sino una esclava de su Amor, una esclava enamorada, completamente rendida a sus pies.

Hoy, tres años después de ese sí, la llama sigue viva, pues es la Madre quien la ha mantenido encendida, es su fuego de Amor que no dejará nunca que se apague. Hoy, tres años más tarde la decisión permanece, ese pequeño sí se fortalece día a día, y el corazón sigue gritando:
¡¡Ya no hay vuelta atrás!!

TOTUS TUUS

Con el amor de María para sus suizos, esclavos de la Esclava del Señor.

¡¡Misioneros siempre!!


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